Características

Presentación de D. Ángel Gasco Leranca:

La Defensa Personal, a un nivel amplio, es considerada hoy como disciplina independiente y objeto de estudio sin restricciones y se nos muestra como la actividad física de enfrentamiento más completa e imaginativa en métodos de prevención, protección, autodefensa e intervención tanto en el estudio de situaciones como en la protección a, o de, terceras personas así como en la posibilidad y diversidad de respuestas siempre proporcionales al grado de la agresión.

Y es por ello que siendo el objeto concreto de nuestra DP el conocimiento de métodos de prevención, evaluación, estrategias y técnicas para posibilitar un uso lícito de las mismas en caso de necesidad estamos estableciendo una diferenciación clara con respecto al contenido del resto de disciplinas y deportes del área marcial.

La DP ocupa un lugar central y único tanto en técnicas de prevención como en la más correcta y práctica aplicación de habilidades de autodefensa extrayendo convenientemente el mejor hacer y utilidades de las artes marciales.

Inteligentes cualidades de nuestra DP son tanto la posibilidad de evitar o reconducir la posibilidad de enfrentamiento a través de la prevención, negociación, persuasión, distracción, actitud mental y corporal apropiadas, involucración de terceras personas, evasión-huida como la adecuación del acto defensivo al objetivo último del mismo que no debe ser, fundamentalmente, herir al contrario, sino un abanico de opciones que va desde la posibilidad de huida a la aplicación técnica sencilla y rápida, contundente y adecuada a la ofensa recibida. Conlleva este modo de proceder, por supuesto, la más correcta proporcionalidad en la respuesta procurando inferir la menor agresividad posible ,al contrario optando, de ser posible, por técnicas de control, conducción, etc., si las circunstancias lo permiten.

Y debemos recordar que es en casos de aplicación de eficacia real frente a la agresión cuando debemos reprimir consciente y deliberadamente todo deseo de responder con venganza o de tomarnos la justicia por nuestra mano. Sin duda son estos valores superiores algunos de los que justifican el correcto enfoque y utilidad práctica pero civilizada de nuestra DP.

La posibilidad de diseñar respuestas congruentes que cubran situaciones que van desde la más aparente normalidad, amenaza, presunción de daños físicos, peligro hasta agresiones de muy alta intensidad permite a la DP ser el instrumento adecuado para atender las necesidades de diferentes nichos de actuación. Así desde una utilización general o específica como prevención de violencia de género, hospitales, psiquiátricos, control de accesos hasta su utilización por Fuerzas del orden o seguridad e incluso FF.AA., nuestra DP puede adecuarse a los escenarios más exigentes.

Cuán apropiados, por lógicos, son los principios que emanan de nuestra concepción del enfrentamiento. Por citar algunos:

  • No oponer la fuerza a la fuerza. Aprovechar la fuerza del contrario en beneficio propio.
  • Ceder ante la fuerza, no chocar, unirse a ella y sumar ambas en la dirección adecuada
  • Anticiparse a la utilización de la fuerza
  • No enfrentar violencia contra violencia, sea física, de comunicación verbal o de otro tipo, sino sofocarla en el interior e impedir o anular la agresión con la mínima agresividad posible.
  • Elevar la percepción de nosotros mismos, como alumnos, superando miedos e incertidumbres para enfrentar la dificultad con la actitud de evitar, reconducir o, de no ser posible, de no consentir.
  • Dotar a nuestras acciones de eficacia, congruencia y proporcionalidad manteniendo, eso sí, el respeto a la dignidad de las personas y a nuestro ordenamiento jurídico.


Estoy convencido que tenemos entre manos un buen elemento de entrenamiento y el mejor instrumento de aplicación lógica práctica de habilidades humanas contra la posibilidad de o la agresión consumada.

Os animo en el camino elegido sabiendo de las enormes satisfacciones que proporciona la práctica de nuestra Defensa Personal.”

                                                                         Ángel Gasco