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ARTICULO : AIKIDO Y KATANA

DEL ARTE DE LA GUERRA AL ARTE DE LA PAZ

 

Al preparar este articulo para la revista francesa Aikido Magazine de la FFAAA de diciembre 2007 encontré por casualidad un precepto de O’ Sensei que cuenta mas o menos lo siguiente y me dio animo para proseguir mi camino.

“El objetivo del entrenamiento es de tonificar la blandura,  fortalecer el cuerpo y pulir el espíritu. El hierro esta lleno de impurezas que lo debilitan; la forja lo transforma en acero y en una hoja cortante. Los seres humanos se construyen de la misma forma.”

Lo cierto es que si los entrenamientos pueden ser muy parecido entre oriente y occidente por lo menos ahora, la pedagogía empleada para transmitir es muy distinta debido sin duda a nuestra herencia histórico cultural.

HACER O EXPLICAR

Un maestro de Bubo en una revista europea  comentaba lo siguiente: « Vosotros occidentales queréis comprender y explicar todo…En realidad cuando un hombre quiere expresar lo que piensa haber entendido se vuelve como un preso…las palabras son su cárcel ».

No hay que tomárselo forzosamente como una critica sino como una constatación. Nuestras concepciones del aprendizaje son distintas. En Oriente el maestro enseña y el alumno ejecuta. La observación supera la explicación. En occidente disecamos, demostramos, explicamos, justificamos, entendemos o creemos entender y ejecutamos. Los dos métodos tienen su por y su contra y sobre todo frustaciones…

En Oriente el cuerpo asimila cuando esta listo…y sin explicación puede ser largo.

En Occidente creemos estar dispuesto en asimilar en cuanto nos han explicado…pero explicar no significa experimentar, resentir, integrar, vivir.

¿Que es mejor? Ser mudo o ¿Parlanchín? Cada profesor encontrara el buen ritmo en función de su experiencia, del nivel de sus alumnos y de la pedagogía que habrá elegido.

Dos concepciones distintas para unos resultados similares tanto al nivel de la progresión que de la decepción. ¿Explicar e integrar o integrar y explicar?

Total…las puertas se abren poco a poco y las valiosas informaciones cosechadas aquí y allá se gravan en nuestra memoria y nuestra carne, el espíritu y el cuerpo. Pero hay más.

Lo que se trama durante este largo proceso en el cual se forja poco a poco nuestra práctica se parece a la fabricación de una CATANA… Es un ensamblaje…Ma ai, intención, centro, eje, captación, equilibrio, zanshin…saya, tsuka, tsuba, menuki, mekugi, kashira…

 

FORJAR UN AÏKIDOKA…

La fabricación autentica de una CATANA es de una complejidad infinita. Para lograr una obra de arte se necesita el saber hacer de varios Maestros Artesanos así como miles de horas de trabajo con una precisión inaudita.

Para formar un AIKIDOKA es lo mismo.

Para empezar hace falta una forja, es el tatami. Luego de la materia, sois vosotros, somos nosotros, soy yo; es el cuerpo y el espíritu, el hierro y el carbón. En el fuego como en el tatami vamos a trabajar esta materia mezclándola con otras cosas, los cuerpos van a sudar, calentarse, enrojecer como la fusión del acero. Después esos mismos cuerpos se van a mezclar, chocar, agarrar, proyectar, volar, explotar como el acero calentado al blanco doblado, martillado, machacado y doblado otra vez hasta vaciarlo de toda impureza y hacerlo cada vez mas fuerte, mas resistente. El trabajo del herrero es penoso, empujar sus límites en aikido lo es también; pero la satisfacción es tan grande!

La hoja poco a poco toma forma, los golpes forjan, los cuerpos transpiran, parece que algo quiere salir de este derroche de energía…Entonces seguimos entre el martillo y el yunque a construirnos a veces sufriendo, a menudo batiéndose, pero siempre creciendo. Hasta el momento sublime, mezcla de alquimia y de divino, cuando el Maestro artesano templa la candente hoja de un gesto seguro en el humilde liquido para darle su curvidad definitiva. Un estilo ha nacido…Insisto nacido, es decir que es el principio…Este estilo lo tenemos que pulir, apomazar, afilar, lustrar, encontrarle un cuerpo a su medida, para que este cuerpo sea su vaina…tal y como la saya para la hoja.

De nuevo horas de trabajo para otro Maestro Artesano, la hoja como la técnica debe surgir sin dificultad como aspirada por la intención del otro.

Una hoja, una saya…Un Aikidoka una practica…pero sobre todo unas bases comunes  a todos que son las fundaciones de nuestro arte marcial y que nos permiten intercambiar y comunicar a través del gesto sin frontera alguna. Utilizando todos los sentidos excepto el verbo. Un mundo de sensaciones y de escucha del otro…

Una vez terminada la obra maestra, el Maestro como el aikidoka tendrán que amaestrar la Catana y el estilo. Tendrá este ultimo que fundirse en este cuerpo para unificarse con el. Pero también será necesario cuidarlo, afilarlo, desmontarlo, limpiarlo en fin volverse a poner en cuestión ya que nada es definitivo. Y también volver a beber de la fuente, averiguar la solidez le los principios con la misma precaución que utilizamos para comprobar un mekugi…para evitar de cortar el vinculo, las raíces.

 

EL ESPIRITU DE LA CATANA

El corte. La Catana es un producto acabado que su dueño va usar para cortar su ego

El Aikidoka es, si me lo puedo permitir, no acabado. Evolucionara sin cesar. Es como esta catana en las primicias de su arte. A el le pertenece ir lo mas lejos posible al servicio de los demás en armonía y paz como lo quería O’Sensei.

He discurrido a propósito del cuerpo pero poco sobre el espíritu. Y el alma! De eso se trata también. Es cierto la catana es un producto acabado; como objeto es una obra de arte. Tiene un padre que lo ha llevado a existir y un Maestro que lo va a utilizar cuerpo y alma…El equilibrio del gesto es una caligrafía spatio-temporal en la cual se expresa el alma del Maestro. Le transmite el movimiento, es decir la vida y su yo lo más profundo hecho de valores, paz y humildad.

La belleza de una catana, como la de un aikidoka o de un artista en la plena madurez de su arte, esta en el equilibrio de las fuerzas, la armonía de las proporciones, de los desplazamientos, colores, en una palabra el ritmo. El equilibrio perfecto, un momento de gracia que nuestros ojos de nuevo como los de un niño descubren atónitos. Esta  emoción son nuestros ojos que la provoca, es el resultado de lo que estamos viendo. Nuestros ojos tienen el privilegio de la belleza del mundo. Pero hay todo lo demás…lo que pasa al interior de nosotros mismos, esta alquimia de sensaciones, esta voluptuosidad que estalla delante lo bello, delante el amor..

Hablamos siempre de lo que vemos y cuantas veces somos ciegos…Y lo demás, que! La química, las endorfinas, la actividad de millones de células que convergen hacia una misma meta, el deseo, la pasión, a veces la euforia, la comunión con el otro o los otros, la energía que circula en nosotros y alrededor de nosotros, la armonía…Mas todo lo que no se ve pero que adivinamos de vez en cuando, buenas vibraciones que son casi palpables, una especie de plenitud que toca casi al misticismo o a la espiritualidad..

 

TODOS SOMOS AÏKIDOKA

Todo eso el Maestro Artesano, el Aikidoka o el artista pueden vivirlo si su trabajo es autentico.¿ Privilegiados entonces? No por supuesto ya que cada uno de nosotros puede conseguir este estado. Sea un caminante solitario, un alpinista curtido, una enfermera entregada o el miembro de una ONG a condición de tener el corazón abierto y una actitud sincera. Si Aïkido se traduce por “El camino armonioso de la energía” o “El arte de la Paz”, muchos hacemos Aïkido sin saberlo…

-Hay miles de maneras de subir una montaña, todas son distintas pero se valen, a partir del momento o en el mar de nubes que precede la cumbre depositamos nuestros miedos, nuestras dudas y certitudes así como nuestro ego para estar a la escucha de si mismo de los otros o del Otro-…

Ya que empecé este articulo con un precepto de O’sensei, acabo con otro:

“Todos los maestros en la época o el lugar que sea, recibieron la llamada y encontraron la armonía entre el cielo y la tierra. Existe muchos senderos que suben a la cima del Monte Fuji, pero hay una sola cumbre…El Amor”. O’Sensei Morihei Ueshiba

Juan Olivier Rousselon Sensei

Wuji Escuela Pamplona

 

 

 

 

 

 

 

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